lunes, 15 de mayo de 2017

Un nuevo flocerendio

La chiripaya parecía paralelepípeda. Se encontró frente a su montanga y frunció el sarapamo que la hacía verse tan cedecata.

-      ¡No voy a prencilir! ¡Menos ahora!

Tomó el mensetaro, miró al gaminostro y retolló. Una pisamenta corrió cerquita de la fencera.

-      Ya no puedo enyuldigar. Mejor me seldunguen a la ufa.

Cyndi Viscellino Huergo ®Todos los derechos reservados




sábado, 6 de mayo de 2017

Ucronía

Utopía es lo que no existe en ningún lugar.
Ucronía es lo que no existe en ningún tiempo.

Algunos dicen que esto que leerán es una ucronía. Pero hay otros muchos que aseguran, certifican y dicen poder comprobar con hechos que todo lo descripto a continuación ha sucedido.

Ella, café en mano, está mirando a través de la ventana cómo el viento y los pasos se esfuman. La abstraen. ¿O será la melodía que suena en el ambiente lo que la aleja? La miro subyugado. Sus labios susurran de repente sin mirarme: “Si la belleza tuviera hoy sonido empezaría siendo el de esta melodía…”

Me deja observarla en sus movimientos mientras intenta tomar su forma definitiva. Su danza de quietud es hipnótica.

Se acomoda en el sillón, corriendo suavemente con su largo dedo índice el mechón de cabello que cae sobre su cara y prosigue: “Es curioso…siento cómo estoy mutando con cada acorde, con cada compás, con cada silencio…escucharla es escucharme. Deseo intimar con ella… ¡puedo escuchar colores, ver sonidos, oler texturas, tocar aromas!”

Me quedo sin palabras siendo testigo privilegiado de la materialización de lo intangible en su rostro en un instante. Materialización de su libertad, de la forma leal a su precepto, a su origen.

Ella parece tener la sensibilidad para escuchar su propio, sensual y singular ritmo pero, lo que resulta más seductor, es que tiene el valor para expresarlo.

En la intimidad ella es el lenguaje de lo elevado.

Y al tiempo que torpemente escribo esto, ella y su obra siguen tomando cuerpo mientras se alejan, seduciendo a mi corazón, mi mente y mi espíritu.

Voy lentamente sabiendo cómo apropiarme de las predicciones de lo efímero, cómo delinear un camino que me es tan nuevo como las huellas mnémicas de su rostro, su susurro, su alma.

Si esto no existe en este momento, sé que existirá pronto. Tan pronto como resurja mi anhelo de reescribir lo que nunca sucedió.

Cyndi Viscellino Huergo ®Todos los derechos reservados