lunes, 6 de enero de 2014

Emergiendo...

Siento el dolor del futuro conocido...

Las cadenas se han roto.  Empiezo a moverme pero ya no soy el de antes incluso ahora, cuando soy más yo mismo que nunca.

Mis movimientos son lentos pero firmes.  Me yergo y miro hacia arriba.

Luz a través del agua. ¿Sol?  No, es demasiado brillante y cercano pero no cálido sino hirviente.

¡Fuego!

Braceo para emerger.  El rojo intenso se apodera del azul oscuro y lo convierte en un violeta brillante.  Intento atinar la salida, pero no puedo hallarla aún.  ¡Debo hacerlo!  He visto lo oculto, tengo más armas para la defensa ante las águilas que todavía esperan allí afuera...

Nadando diviso un rostro difuso sobre el agua y el fuego: el tuyo.  Distingo un gesto distinto de aquel que me convirtió en Prometeo y reparo en mi error: estás esperándome para recibirme y explicarme mi mundo.
 
¿Es que acaso has visto los rincones ocultos al cielo tal como yo los he visto?

Estoy asustado, lo que me espera fuera de esta inmersión es la realidad. La tuya.  La de ustedes.  La del mundo.
 
Comienzo a los manotazos. 
 
 
Finalmente mi cabeza asoma por sobre el agua.  El azul transformado en violeta brillante transformado en rojo se convierte en gris. 
 
Seguís allí, ausente de mí, presente en tu vida.  La lluvia cae sobre tu piel, que es tan distinta a la mía.
 
Piso suelo ¿firme?.  Mi cuerpo es agua, tierra y aire.  La lluvia es de cobre. Las gotas que caen desde las alturas se tornan verde al rozarme; será porque el cobre reacciona ante mi necesidad de sentir.  Mi piso es claro, cálido, distinto y se extiende hasta tus pies remotos, que se apoyan primero en un frío colchón de otros ratos ya caídos.
 
Te miro fijo y noto cómo la lluvia te cubre por completo.  Parece que llueve más intensamente en tu espacio.  Girás la cabeza hacia arriba y entrecerrás los ojos, deseando ver el sol que tu nube oculta.  ¿Lograrás verlo?
 
Mientras tanto, yo me muevo con soltura y liviandad.  La lluvia se transforma en una tormenta que me cubre de euforia, en una lluvia que me viste de recuerdos del presente, en un rocío que me cuenta tu historia sin mí.
 
Y vos frente a mí, mirando hacia arriba, bajo tu nube, buscándome...
 
Cyndi Viscellino Huergo ®Todos los derechos reservados