domingo, 3 de septiembre de 2017

Insensible

Se sirve un whiskey de esos de Tennessee, pero en su copa Glencairn. Todo muy cosmopolita aunque en una rara combinación que suena forzada hasta que lo conocen. O lo ven por primera vez que no es lo mismo, claro. Porque a decir verdad, él se jacta del hecho de que nadie lo conoce.

Él es extravagante y original. Le gusta sentirse un poco snob, un poco elegante, un poco misterioso. Posee un aire sofisticado que lo destaca en cada lugar en el que se deja ver.  Bajo ningún concepto pasa inadvertido. Eso es, para él, un verdadero problema.

Él quiere ser un glamoroso fantasma. Un intangible. Un inalcanzable.
En varias oportunidades, se siente insensible.
Se sabe insensible.

A veces es tanta su insensibilidad que se pregunta si está escindido, dividido, disociado.

A veces es tanta su insensibilidad que se pregunta si su frialdad es tan intensa como su calidez, esa misma calidez que no sabe si es genuina o una mera pantalla para su frialdad.

A veces es tanta su insensibilidad que se pregunta si así sentirán los homicidas que disfrutan asesinar, esos que comienzan de pequeños a fantasear en los laberintos ocultos de los secretos morbosos.

A veces es tanta su insensibilidad que se pregunta si es por su sensibilidad que lo condena a diluirse en un océano de sensibilidades ajenas hasta ahogarse y morir.

A veces es tanta su insensibilidad que se asusta de sí mismo, se encuentra frente a una de sus caras más monstruosas, más oscuras, más terribles. Y tiene varias...

A veces es tanta su insensibilidad que la palabra "tanta" no alcanza para tanta insensibilidad.

Entonces a veces, en tanta insensibilidad, cree que eso también es sentir.

Se desorienta dentro de sí, su tortura es insoportable. Desea que alguien se anime a conocerlo, que se acerque con respuestas o al menos con cuestionamientos, de esos que lo ayudarían a reconsiderar lo que está a punto de hacer. Porque sabe que una vez que lo haga, no hay marcha atrás.

Se da cuenta que para poder seguir adelante, para seguir siendo sofisticado, necesita no dejarse ver por nadie...especialmente no puede dejar que ella lo vea.

Él es extravagante y original. A él le gusta sentise un poco snob, un poco elegante, un poco misterioso.

Por eso cree que antes de dar su paso irreversible, es mejor servirse un whiskey...de esos de Tennessee...pero en su copa Glencairn.
Cyndi Viscellino Huergo ®Todos los derechos reservados





Septiembres

Amanecí estando en contacto sensible con la finitud, tan sensible que lo infinito se despliega ante mí.

Acabo de darme cuenta que la mayoría de los hitos en mi vida, ciertos sucesos inolvidables, relevantes, bisagra para mí han sucedido un septiembre. Estoy escribiendo esto para no olvidar, no confío demasiado en que tenga presente esta revelación cuando necesite recordarla...

Tengo la sensación de que este septiembre se agregará a esa lista. Una mezcla entre rara excitación, ansiedad, inquietud y preocupación, todas ellas de enorme intensidad, se movilizan en mi interior.

La sensación está tan anclada en mi constitución primitiva que vibro sabiendo que este Septiembre indica un "gran antes y después". Por momentos, no confío en que logre sortear los obstáculos de manera elegante, aguda y precisa.

Entonces me recuerdo a mí misma que en esos otros Septiembres no estuve mayormente tan consciente del cambio que estaba produciéndose en mi camino como creo estarlo ahora. Aún así, con moretones, machucones y golpes, terminé sorteando los escollos y me convertí en una versión un tanto más sabia de mí misma.

En la hélice que es mi vida, estoy dando una nueva vuelta. El punto de inflexión y cierre es también el que abre a otro nivel.

Desconozco las cualidades de este nivel, pero sé que lo por venir tendrá cualidades distintas de las presentes.



Hoy, varias personas no saben que habrán de salir de mi vida. Otras tantas no saben que están reubicándose en ella. Y hoy, yo no sé que otras habrán de entrar, no sé dónde, ni cómo, ni en qué lugar. Muchos menos por cuánto tiempo.

Septiembre de 2017, ¡aquí estoy! Espero que nos encontremos como viejos y queridos amigos trayéndonos desafiantes aperturas, floridos caminos y policromáticos sentidos...

Sé que la aventura juntos comenzó. Este es el primer paso...¿nos tomamos de la mano para recorrernos juntos? Sé que así sentiré menos temor...gracias.

Cyndi Viscellino Huergo ®Todos los derechos reservados

domingo, 11 de junio de 2017

Desenlaces

Existen personas significativas en mi vida, ¡por supuesto! Ellas saben de su significado en mis días. Me encargo de hacérselos saber con palabras, gestos, presencia, incluso a la distancia.

Desde hace un par de semanas estoy descubriendo algunas de mis actuales expectativas e ilusiones que involucran a esas personas.

Genero una expectativa cada vez que espero algo de alguna de esos seres significativos. El hecho de que cada vez tengo menos expectativas con menos personas me lleva a fluir más tranquilamente en las aguas de los vínculos. Sin embargo, las expectativas que aún construyo, aunque en menor cantidad, siguen siendo intensas, importantes, inútiles...Sobre todo inútiles, porque ese alguien no tiene por qué responder según lo que yo espero de él o ella, claro.

Cuando mi expectativa no se cumple, me decepciono, enojándome.

En otras oportunidades, una parte en mí confía en que esa persona significativa puede llegar a accionar de una forma posible para él ó ella, más allá de cuán probable o improbablemente lo haga, más allá de lo que yo espere o no. Cuando ese alguien significativo no actúa, acciona y/o responde de la manera en que creo posible para sí, me desilusiono, conectándome con la tristeza. La tristeza de observar que aquello que está en potencia en esa persona para su desarrollo, no despliega. 

Varios de mis vínculos están bajo mi atenta revisión en estos momentos.

En mi mundo personal, con mi diccionario personal, me estoy dando cuenta en estos días que estoy sintiéndome decepcionada y desilusionada, enojada y triste. Y, también en mi mundo, estar así es transitar peldaños diferentes de algunos de mis duelos por desenlaces, terminaciones, finales.

Ahora bien, como estoy hablando de vínculos, hay momentos en los que intuyo que tal vez estos finales son temporarios, reversibles, salvables (¡nueva expectativa!) y por ello, no son finales. Encuentro una mayor probabilidad de que estas situaciones cambien cuando aún estoy sintiéndome decepcionada ya que sé que las expectativas son sólo mías, asumiendo el grado de responsabilidad que me corresponde para cambiar mi actitud y así resignificar lo que está sucediendo en la relación.

Pero cuando lo que siento es desilusión, darme cuenta de que la persona no está pudiendo y/o queriendo cambiar algo de su manera de vincularse, la tristeza me invita a seguir adelante con mi vida...sin ese vínculo. Tal vez por eso mi actitud empieza a ser distante, incluso puede considerarse fría e indiferente, pero en verdad estoy habitando el desapego. Es, para mí, el inicio del des-enlace.


Confieso que esto tiene muchas más vueltas de tuerca, algo que no estoy teniendo ganas de explayar en este escrito. ¡Me resulta tan fácil construir laberintos en tres dimensiones!

Encontrar esta claridad en mis pensamientos, emociones, sensaciones, sentimientos y actitudes no es algo menor para mí. Tanto así, que decido escribirlo y compartirlo con ustedes.

Sin expectativas aunque con ilusión.

Cyndi Viscellino Huergo ®Todos los derechos reservados

lunes, 15 de mayo de 2017

Un nuevo flocerendio

La chiripaya parecía paralelepípeda. Se encontró frente a su montanga y frunció el sarapamo que la hacía verse tan cedecata.

-      ¡No voy a prencilir! ¡Menos ahora!

Tomó el mensetaro, miró al gaminostro y retolló. Una pisamenta corrió cerquita de la fencera.

-      Ya no puedo enyuldigar. Mejor me seldunguen a la ufa.

Cyndi Viscellino Huergo ®Todos los derechos reservados




sábado, 6 de mayo de 2017

Ucronía

Utopía es lo que no existe en ningún lugar.
Ucronía es lo que no existe en ningún tiempo.

Algunos dicen que esto que leerán es una ucronía. Pero hay otros muchos que aseguran, certifican y dicen poder comprobar con hechos que todo lo descripto a continuación ha sucedido.

Ella, café en mano, está mirando a través de la ventana cómo el viento y los pasos se esfuman. La abstraen. ¿O será la melodía que suena en el ambiente lo que la aleja? La miro subyugado. Sus labios susurran de repente sin mirarme: “Si la belleza tuviera hoy sonido empezaría siendo el de esta melodía…”

Me deja observarla en sus movimientos mientras intenta tomar su forma definitiva. Su danza de quietud es hipnótica.

Se acomoda en el sillón, corriendo suavemente con su largo dedo índice el mechón de cabello que cae sobre su cara y prosigue: “Es curioso…siento cómo estoy mutando con cada acorde, con cada compás, con cada silencio…escucharla es escucharme. Deseo intimar con ella… ¡puedo escuchar colores, ver sonidos, oler texturas, tocar aromas!”

Me quedo sin palabras siendo testigo privilegiado de la materialización de lo intangible en su rostro en un instante. Materialización de su libertad, de la forma leal a su precepto, a su origen.

Ella parece tener la sensibilidad para escuchar su propio, sensual y singular ritmo pero, lo que resulta más seductor, es que tiene el valor para expresarlo.

En la intimidad ella es el lenguaje de lo elevado.

Y al tiempo que torpemente escribo esto, ella y su obra siguen tomando cuerpo mientras se alejan, seduciendo a mi corazón, mi mente y mi espíritu.

Voy lentamente sabiendo cómo apropiarme de las predicciones de lo efímero, cómo delinear un camino que me es tan nuevo como las huellas mnémicas de su rostro, su susurro, su alma.

Si esto no existe en este momento, sé que existirá pronto. Tan pronto como resurja mi anhelo de reescribir lo que nunca sucedió.

Cyndi Viscellino Huergo ®Todos los derechos reservados

domingo, 5 de febrero de 2017

Verdugo

Corto. Reflexivo. Impaciente. Cuestionador. Llegando al límite.

Ser verdugo no es sencillo. Ni agradable. Mucho menos placentero. Pero a veces es el único estado posible después de que todos los comentarios, todas las observaciones, las negociaciones, las advertencias se agotan. Me enfurezco cuando agoto las instancias. Siento impotencia, frustración, ansiedad, dolor.

¿Es que acaso no soy claro cuando transmito, cuando comunico los mensajes?
¿Es que acaso cuando dicen haber comprendido no se animan a decir que no es así?
¿Es que acaso no ven, no perciben, no vislumbran las consecuencias de no sostener sus palabras, ahora vacías de supuestas intenciones nombradas?
¿Es que no se dan cuenta que esta oportunidad puede ser la última...?

Juegan en la cornisa creyendo que no soy capaz de cumplir mi palabra. Están al borde jugando con lo ya expresado.

Límite.

Mi espada se afila. La turbulencia se acrecienta. La oscuridad se cierne.

Lo lamento. En verdad lo lamento. Tal y como se los anticipé, estoy llegando.

Cyndi Viscellino Huergo ®Todos los derechos reservados




martes, 17 de enero de 2017

Yo también soy trending topic

Nuevo año occidental gregoriano en esta dimensión, en este planeta, en esta parte del globo. Yo, en medio de este convencionalismo espacio-temporal, estoy inmersa en mi propia perplejidad.

Leo hoy que Megan Fox (30 años) y Scarlett Johansson (32) se han sometido a múltiples cirugías estéticas para verse "bellas". Megan Fox, por ejemplo, se realizó cirugía de párpados, operación de nariz, implantes de pómulos, implantes de senos, aplicación de botox, rellenos de rejuvenecimiento cutáneo con láser e inyecciones en los labios; además de someterse a un "estricto tratamiento para adelgazar".

Megan Fox, antes y después...

Aunque sé que los parámetros de belleza son culturales (aprovecho para hacerles saber que yo soy una top model del Renacimiento, por si no lo sabían) y en sí mismos son nuestros rotuladores y etiquetadores, creo que no estoy terminando de entender o me estoy perdiendo de algo. En el parámetro de la segunda década del siglo XXI, Megan Fox y Scarlett Johansson son dos mujeres bellas.

No, bellas no. BELLÍSIMAS.

Rotuladora Sylvapen

Sin embargo, creo que nosotros como parte de esta sociedad occidental decimos, decidimos y definimos qué es bello y qué no en esta cultura que nos alberga, perdiéndonos del universo personal de estas dos mujeres. No recuerdo haber leído en algún lado que ellas se consideran hermosas según nuestro parámetro cultural. Y, siendo mi creencia que a lo largo de nuestros días de vida intentamos ser cada vez más nosotros mismos, siento que de a poco y mayormente sin mala intención podemos estar empujándolas a que ellas sean cada vez más "ellas mismas" de una manera para nada saludable (mi opinión, eh) al punto de que pasado el tiempo podemos llegar a decir "¿¡De verdad es ella!?", como en el caso de Meg Ryan (55), Demi Moore (54) o Reneé Zellweger (47), mujeres que se han modificado hasta parecer...otras personas distintas de ellas mismas.

Reneé Zellweger, antes y después...
(confieso que si la cruzo en la calle, no la reconozco)

En otra nota leo que una joven estadounidense de 22 años, después de y gracias a someterse a diversas intervenciones quirúrgicas, llega ahora a los dos millones de seguidores en Instagram por lo que se siente "feliz y realizada".

Entonces pienso también en las redes sociales como este blog, o Facebook, Instagram, Pinterest, Twitter, Snapchat, Tumblr...y la lista sigue. Cada una de ellas con un fin, cada una de ellas entrando en nuestra intimidad, a veces sin nuestro consentimiento. ¿Cuántas veces han aparecido ustedes y con suerte han sido etiquetados en fotos, incluso sin saber que se las estaban tomando?.

Ahora los "anónimos" también podemos ser trending topic.

No creo aportar novedad con lo que nombro y estoy pensando. Por favor, créanme que ni siquiera lo digo desde un lugar crítico o juzgador. Aún así, en mi perplejidad, enlazo con nuestras propias dinámicas internas y externas, con el entre-lazamiento de nuestra capacidad de adaptación al entorno y la rigidez de nuestra estructura personal en términos tal y como lo conciben los ingenieros: una medida cualitativa de la resistencia (¿resiliencia?) a las deformaciones elásticas (¿condicionamientos?) producidas por un material (¿sociedad? ¿cultura?) que contempla la capacidad de un elemento estructural (¿nosotros?) para soportar esfuerzos sin adquirir grandes deformaciones.

Me encantaría preguntarle a estas mujeres qué sienten, cómo se sienten, qué piensan. Tal vez ahora se ven tal y como lo desearon. Si es así, bienvenidos esos cambios que permitieron que se transformaran en lo que en verdad anhelaban sin importar lo que nosotros pensamos. Si están sufriendo porque la imagen interna que acaban teniendo de sí no coincide como para vivir plenamente su manifestación física tal y como va siendo, me pregunto en qué estoy yo contribuyendo como ojo observador a esa deformación de sus existencias.

(A propósito...sólo tengo seis seguidores en este blog...
¿¡Significará esto que no existo...!?)

Cyndi Viscellino Huergo ®Todos los derechos reservados