sábado, 24 de diciembre de 2016

La chica danesa, Brad Pitt, mi tortuga, la Navidad y yo.

1.
Tarde en la noche de la víspera de la víspera de Navidad. Este es el día en el que comienzo - con tropiezos de toda índole- a escribir no-sé-bien-qué, mirando "La chica danesa", fascinada con Eddie Redmayne y admirada por la vida de Lily Elbe. Me encuentro llena de preguntas que no estoy tan dispuesta a responder en voz alta porque cada respuesta es condicionante de la multiplicidad de opciones que se despliegan en mi organismo.

Sigo sorprendiéndome con la facilidad y la habilidad con la que las personas nos empeñamos en complicarnos la vida...y complicársela al resto de los mortales. Ser quienes somos, sentir lo que sentimos, pensar lo que pensamos lo rotulamos, muchas veces, de  "inadecuado", "inapropiado", "incómodo", "inmoral"...inhumano. Nos jugamos la vida para ser quienes no somos, nos convertimos en "otros" para poder ser aceptados y recibidos y así, convocamos a la infelicidad como habitante cotidiano de  nuestras vidas.

Eso sí: después nos pasamos nuestros días buscando recetas para ser felices.

2.
Víspera de Navidad. Suena el despertador temprano como cada sábado para el inicio de mis tareas y trabajo. En ese instante que se halla entre el sueño y la vigilia descubro que estoy soñando con Brad Pitt. Sí...mis sueños suelen convocar a algún famoso, no sé bien por qué. ¡Supongo que un psicoanalista se haría un festín con ellos! (Mis sueños digo. No sé si con los famosos...)

Brad Pitt está en su pueblo natal...¡al norte de la provincia de Santa Fe! Su casa, pulcra, humilde y precaria; él, en absoluta soledad. Una biblioteca que habla de su paso por la universidad estudiando un par de años de kinesiología, un mobiliario austero que da cuenta de su origen tan antagónico e inesperado con respecto a su ¿destino? popular y famosamente conocido. Yo, en viaje con una de sus amigas, Cate Blanchett (ahí va otra persona famosa), para visitarlo. Él está muy mal. Él está devastado, aniquilado, muerto en vida. Yo, sintiendo una gran tristeza. Ciertamente, la belleza y el dinero no garantizan nada cuando nuestra humanidad duele y duela.



3.
Hoy celebramos en una parte importante del planeta un Nacimiento. EL Nacimiento. Y yo me pregunto como contracara: "¿y si hoy fuese mi último día de esta vida? ¿Estoy viviendo según mis posibilidades actuales?¿Qué estoy perdiéndome e imposibilitándome por orgullo, prejuicios, creencias, maneras inflexibles de mi persona, por ejemplo?"... Las preguntas siguen disparándose como con ametralladora en mi mente y mi cuerpo comienza a mostrar señales de varias cosas que parecen estar sucediendo en él.

Me re-descubro soliendo decir casi a diario lo que siento, lo que creo, lo que pienso, lo que percibo a quienes quiero, puedo y necesito decírselo, si es que quieren escucharlo y/o saberlo. Pero también tengo cosas para decir que aún no he dicho. Una parte de mí está enojada por no decir, de seguir callando para que otra parte no se vea expuesta y se sienta rechazada, no aceptada, no amada.

Pensando en el Nacimiento de hoy, siento escalofríos al saber con qué poca habitualidad nos podemos ofrecer Gracia, Misericordia y Amor a nosotros mismos y claro, a los demás. Pienso en las veces que mi incapacidad hasta el momento para cambiar mi aspecto físico, por ejemplo, fomenta mi frustración, dolor e impotencia y vuelve a mí la imagen de Brad Pitt en mis sueños, doliéndole las entrañas por el desamor. Sé que él estaba feliz de vernos allí a Cate Blanchett y a mí yendo a visitarlo en sus orígenes, no importándonos si es lindo o feo, si es rico o pobre, simplemente queriendo estar acompañándolo con amor. Sé también que yo no podía creer  en mis sueños que Brad Pitt me aceptara a mí en su casa, ¡él! tan lindo y deseado. Allí, otra vez el dolor en las entrañas por el desamor pero esta vez...en las mías.

No invalido ver mis faltas, no invalido sentir mis dolores, no invalido saber que esos son carteles en mi camino para seguir aprendiendo de mí y seguir creciendo. Lo que me duele más de mí, de Brad Pitt, de la chica danesa, es nuestra insistencia en el desamor para mutilarnos en nuestra humanidad. Callar a los otros y a nosotros aquello que necesitamos, no decir, silenciar no sólo nuestras necesidades sino también nuestra infinita capacidad de amar. Ir por la vida viviéndonos incoherentemente, no apreciar y validar nuestros hermosos y singulares matices, a veces no jugarnos por el otro pero, fundamentalmente, no jugarnos por nosotros. Si hoy fuese mi último día, una parte de mí se siente feliz y realizada mientras otra parte está dolida y silenciada por el desamor.

¿Estoy demostrándole a aquellos que amo, de manera cariñosa, potenciadora y manifiesta, que los amo? ¿O me conformo con asumir que "ya lo saben", que no son necesarias las expresiones explícitas y sutiles? ¿Me permito mostrar mi enojo para ir al encuentro, y no al desencuentro, de aquella/s persona/s que despierta/n ese sentimiento en mí? ¿Ejerzo mi valentía para hacer esa jugada que sé que me acerca a mi felicidad presente o para aceptar que por el momento no puedo ser "así de valiente"? ¿Me tomo instantes durante el día para atenderme, para estar atenta a mí misma y a mis universos a ver si logro detectar qué me gustaría ajustar para sentirme más plena? ¿O me dejo llevar por lo cotidiano y me entrego a ser fagocitada hasta olvidarme de mi bello ser, perdiéndome de mí y de los otros?

(Pintura de Kasimir Malevich,
"Realismo pictórico de una campesina en dos dimensiones".
Para desafiar constructos...)

Los días pasan. Hoy es un día más de actividad para mí aunque esta fecha diga que estoy viviendo una nueva víspera de un cumpleaños significativo. Elijo conectarme con el recordatorio de que este Cumpleaños más que requerir de mí que compre regalos, hace dos mil dieciseis años vino a traernos muchos "presentes" olvidados por nosotros: la esperanza en nosotros, la confianza en que sí podemos, la luz en nuestro camino, la misericordia, el perdón, la aceptación fundacional, el amor incondicional...el estar Presentes. Si voy a celebrar y festejar este Cumpleaños espero recordar que los Presentes que trae no son para que los disfrute sólo el 24 y el 25 de diciembre sino el resto del año calendario gregoriano.

¡Ah! Y no importa a qué religión adhiero, de qué modo me acerco a la espiritualidad, en qué creo o no. Una amiga judía una vez me dijo que en su casa se celebraba la Navidad como signo de respeto a las creencias del país que había cobijado a sus abuelos escapando del Holocausto, por lo que ellos celebraban agradeciendo con profundo amor la oportunidad de seguir viviendo para que ella pudiera existir. Hace un rato, cuando puse la lechuga en el patio de baldosas de mi casa citadina para que mi tortuga casi centenaria comiese, me decía a mí misma que si ella tuviese la capacidad de abstracción tal vez me viese a mí como a su salvadora o su dios. Es irrelevante, si vamos al caso. Ella confía en que su alimento aparece a diario, confía en ser abastecida y sostenida. Confía. Y ya lleva casi un siglo de vida confiando en que en su universo, "alguien" abastece.

Nosotros, los humanos, solemos darle a eso el nombre -entre otros- de Fe.

4.
Uf...qué texto largo. La chica danesa, Brad Pitt, mi tortuga, la Navidad y yo con mis preguntas que, por cierto, no están requiriendo de respuestas. Mis preguntas me abren puertas de revisión fluida y me ayudan a flexibilizar estructuras. Mis preguntas son aliadas en mi (auto)exploración.

Si hoy es mi último día sepan que, entre otras muchas cosas que mantendré en mi intimidad, agradezco con alegría manifiesta que Ustedes estén allí, leyendo esto, con interés, con aburrimiento, con ganas, con cuestionamientos, con razonamientos, con sensaciones, estando o no de acuerdo, con sus creencias, con sus ideas...así, como están: humanamente vivos.

Agradezco con alegría manifiesta que estén allí leyéndome con mis derroteros, mis delirios, mis potencias, mis impotencias, mis aciertos, mis equivocaciones, mis esfuerzos, mi interés, mi aburrimiento, mis ganas, mis no-ganas, mis cuestionamientos, mis razonamientos, mis sensaciones, estando o no de acuerdo, mis creencias, mis ideas, mis miedos...

Con mi humanidad.

Les deseo una buena Nochebuena y una sentida Navidad, si creen en el Nacimiento que celebramos hoy.

Y si no creen, les deseo que reciban tantos Presentes llenos de amor incondicional y aceptación fundacional de sus existencias y las de otros como respiraciones en sus días.

GRACIAS.
P.S.: Y Gracias porque, en el interés y amor que Ustedes prodigan, este blog ya superó las siete mil visualizaciones. ¡GRACIAS infinitas!

Cyndi Viscellino Huergo ®Todos los derechos reservados