miércoles, 4 de junio de 2008

Que la vida es sueño...y los sueños, sueños son



Dos mañanas consecutivas.



Dos noches seguidas trayendo a mi mundo a seres ya hace tiempo alejados de mí por diversas circunstancias, ambos amados, ambos dejados (por la vida o por mí).

En ambos casos, mi realidad fue tan perfecta que pude decirle a uno todo lo que me había molestado de una determinada situación y al otro, todo lo que se perdía al haberse equivocado de rumbo, según mi criterio subjetivo y dolido. Pero en las dos situaciones hubo un factor común: una gran decepción de mi parte.
Porque a ninguno de los dos pude decírselo en el momento adecuado. Porque no quise ser egoísta (o eso pensaba yo). Porque me dí cuenta de que el dolor se había convertido en resignación.

Estaba transitando mi siguiente escalón (el último) en mi duelo que había comenzado hacía años. La decepción fue descubrir la trivialidad, la afectación o lo injustamente tratada que me había sentido.

Qué bueno haber terminado el duelo. Qué bueno haberlo hecho en una realidad perfecta, sin condicionamientos, como la que me ofrecieron ambos sueños.

Me desperté sendas mañanas con un sabor agradable en la boca y una leve sonrisa en los labios. Me levanté algo más liviana y mis días se iluminaron con mayor intensidad. Reapareció la sonrisa y ya en vigilia, pude terminar de procesar lo que comencé en ese mundo realmente irreal.

Ahora estoy esperando un tercer sueño. Creo que ése se demorará un poco más. Pero es sensacional saber que habrá de producirse, tarde o temprano.




Hasta mañana. Dulces sueños...

martes, 3 de junio de 2008

Rever el interior..¡y no hablo del campo!


Estoy fascinada y asustada al mismo tiempo.

Al menos, eso es lo que los cambios internos producen en mí.

Estar tan cerca del sufrimiento hace que uno enfrente sus propios temores, sus deseos, inquietudes, limitaciones y posibilidades.

La búsqueda tiende a ser eterna...¡e-ter-na! Qué hermosa palabra...creo en la inmortalidad del espíritu, del alma, de lo que en realidad soy.

Estoy ahora mismo en la disyuntiva de empezar a escribir sobre cosas que me hacen reflexionar desde lo que les pasa a otros, como bitácoras anónimas de vida. Quizás empiece por ahí por temor a enfrentarme a mis propios fantasmas. Noooo, no le tengo miedo a mis fantasmas...¡son míos y los quiero! Hasta tienen nombre...

Estoy, simplemente, buscando el portal a mi mundo interior.

Dénme unos días...veremos qué pasa con estas crisis vitales, esas existenciales: amor, salud, trabajo, dinero, el paso del tiempo (¿o somos nosotros los que pasamos y el tiempo está inmóvil?) y si es así, hacia dónde me estoy moviendo. (¿Me estoy moviendo?)
Iremos, de a poco, desentrañando misterios tan obvios y visibles que se disfrazan de sombras.

¡Qué bueno es estar en un proceso!

lunes, 2 de junio de 2008

¡Mucho tiempo...no es nada!


Hola a todos,

Una amiga me dijo muchas veces y hace ya tiempo que yo debía tener un blog. Siempre lo tuve, de hecho, deshice un par y volví a crear...este.

En marzo, cuando lo retomé, no sabía que podía escribir algo que me vendría como anillo al dedo al día de hoy (o tal vez sí...je). El hecho es que hoy volvía del trabajo y no podía dejar de pensar en sentarme a escribir otra vez.

Estamos promediando el año, como dicen todos por ahí y hoy estuve de muy mal humor. ¿Se imaginan? ¡YO, la que vivo de buen humor! ¡El alma de la fiesta!

Es que muchas emociones se están movilizando desde que comencé una nueva carrera (sip, para tod@s ustedes que están leyendo saben que hablo de la Consultoría) y ahí voy, buscando empatía y redescubriendo mi mundo interior.

Los viajes inesperados por caminos áridos suelen ser dolorosos pero...¡qué fructíferos son! Y aunque mi ánimo pareciera no querer darme la razón por estos días, estoy con esa sensación permanente de saber que en cualquier momento el diamante lleno de lodo va a emerger...así es que tengo que estar atenta para empezar a limpiarlo. ¡Ah! Y a pulirlo, porque siento que todavía está en bruto.

En fin, Ortega y Gasset decía que nosotros somos nosotros y nuestras circunstancias. Yo sé que soy yo (¿o no?...) y sé que mi circunstancia me afecta más de lo corriente porque justamente ese yo que sé que soy no está muy seguro de ser. En fin, la vida no deja de ser un trayecto maravilloso, un viaje agradable, un aprendizaje constante. Y, ¿saben qué? Yo me busqué esto. Así es que tendré que descubrir para qué me lo busqué.

Ya tienen la dirección. No digan que no les dije...je. Comentarios, bienvenidos serán.

Hasta la próxima. Que viene a ser hasta siempre, porque las palabras absolutas son buenas para relativizar la memoria.

Besos.