viernes, 25 de noviembre de 2016

El latido del tiempo

Hace al menos un mes y medio que siento operando en mí un cambio que parece ser natural. ¿Qué es natural? ¿Acaso todo lo que proviene de mí, lo que elijo, lo que creo que no elijo, lo que privilegio, lo que postergo, no es también parte de la naturalidad de mi devenir?

En la primera semana completa de noviembre contacté con el centro de mi galaxia, lo más "yo" de "mí". O al menos es lo que creo que eso es hoy. En este devenir, sé que este "yo" de "mí" mutará. De hecho eso espero, porque ese "yo" de "mí" es lo que creo que se mantiene estático e inmutable desde que recuerdo y yo recuerdo desde mucho (no, no...no me olvidé el "hace").

Viajar por el tiempo, a través del tiempo, a lo largo del tiempo no es algo que esté reservado sólo para la ciencia ficción. Yo estoy abocada a viajes temporales y es algo que recomiendo como medida de facilitación e ingreso al autoconocimiento. Lo que a mí me resulta interesante es que no viajo solamente con mis ideas y pensamientos, mis emociones y sensaciones, sino con mi existencia tal y como la conozco. Poder darme cuenta de la multidimensionalidad, las capas y los niveles de mi estar está abriéndome puertas a este y otros mundos simultáneos, aquí y ahora.

¿Quién puede decir que en estos momentos no están sucediéndole cosas en su vida? Sin ánimo de generalizar, creo que si paro a una persona en cualquier calle o camino del planeta, en cualquier momento y le pregunto: "¿Qué creés que está pasando ahora en tu vida?" la respuesta "Nada" -aunque posible, claro- supongo que sería más automática que pensada y, si pensada, la más improbable. Situaciones laborales, románticas, familiares, sociales, culturales, existenciales nos atraviesan, nos estemos dando cuenta de ello o no. Y ¿qué pasa cuando pasado, presente y futuro se unen en ese instante, de modo consciente, para hacerme saber que las posibilidades frente a mí, EN MÍ, son infinitas...?

El vértigo de poder elegir entre tantas (¿ilimitadas?) posibilidades me aturde.
A veces, no siempre...


El centro de mi galaxia está latiendo, bregando por expandirse en un big bang de potencialidades impensables, más allá de mi razón, trascendiendo las fronteras comprensibles y aprehensibles de mi intelecto. Aún así, mi centro late, mi centro está recuperando energía que está y/o estaba atrapada en otros niveles, ya caducos. O mejor dicho, en otros niveles creados para almacenar temporariamente esa energía destinada desde el inicio a mi centro pero que sufrió un desvío inesperado tiempos ha.

Tiempos ha.

Ya es tiempo de que sean devueltos a su destino de origen. Gracias por los invalorables servicios prestados.

Mientras tanto...
- vivía caminando desvíos que creí que eran el camino principal,
- vivía transitando caminos que se esfuerzan por volverme al cauce original, al que estaba destinado a ser y no fue, que todavía es, aunque inmaduro, detenido, frío y escarchado en este momento,
- vivir para descubrir que todos los desvíos son intentos por resucitar mi "yo" de "mí".

Mientras tanto...
- vivir para llenar el cauce con toda la fuerza de la energía almacenada en otros niveles,
- vivir para saber que esos desvíos tienen un sentido valioso,
- vivir para saber que tiene sentido reencauzar,
- vivir para plenificarme, ramificarme, explosionarme, fisionarme, confluirme, fusionarme, reintegrarme, transmutarme.

Vivir.

El tiempo no se pierde, al tiempo no lo pierdo. Yo lo creo. Lo genero. Puedo adelantarlo en ansiedad, puedo retrasarlo en nostalgia y melancolía, puedo rebobinarlo en recuerdos de distintas cualidades.

Puedo cambiarlo.
Puedo hacer que lo que sucedió ya no sucedió, y viceversa.
Puedo ser la otra versión de mí...No, esa no...la otra, la que está allá.

O mejor aún...la que está hoy, acá.

Cyndi Viscellino Huergo ®Todos los derechos reservados