martes, 26 de enero de 2010

Inflexión sin bisagras

2010.

Número redondo. Número que se multiplica, se divide, se pliega y se despliega sobre sí mismo. Número que suma lo perfecto de la Trinidad y lo esparce por el Universo.

Año en el que hicimos contacto, según Clarke. No creo en las casualidades. Que este libro del año '82 haya reaparecido en mi mente hoy no puede ser coincidencia. Porque hoy estoy haciendo contacto y sé que es con la misma vida en forma energética representada por Hal 9000, David Bowman y...el monolito.

Sí. Ese mismo monolito.

Es fascinante, asombroso, intrigante y subyugador empezar a centrarme en mi eje. Me expando, me fusiono y me fisiono alternativa y contradictoriamente. Me revelo, me rebelo y todo se revela y rebela junto conmigo. Magnífico. MAGNÍfico.

Es que...¿acaso yo no soy todo?

Eso es centrarse. Eso es centrarnos. No hay límites. No existen ni las barreras ni los obstáculos. Desafío mi mente a través de mis sentidos. ¡¡¡Frenar la mente para SENTIR!!! Y ver que los desafíos me fortalecen, me enriquecen y me hacen un poquito más sabia y más humilde.

Me siento elevada, inundada de colores brillantes que trascienden los tiempos y los espacios, las curvas y los relojes de arena. Dalí podría pintar lo que estoy viendo. ¿Cómo expresar la atemporalidad de lo evidente?

Vuelvo a mi esencia. Extrañaba tanto ¡tanto! este paisaje vasto y pleno que me es familiar desde que recuerdo. El hermoso silencio que inunda mi ser.

Me siento en paz.

P.S.: quiero darle las gracias a dos Carl que han marcado profundamente mi vida: Sagan y Rogers. ¿Coincidencia? No...no creo en las coincidencias...Ahora que lo veo, ambos tenían las mismas teorías.