martes, 17 de enero de 2017

Yo también soy trending topic

Nuevo año occidental gregoriano en esta dimensión, en este planeta, en esta parte del globo. Yo, en medio de este convencionalismo espacio-temporal, estoy inmersa en mi propia perplejidad.

Leo hoy que Megan Fox (30 años) y Scarlett Johansson (32) se han sometido a múltiples cirugías estéticas para verse "bellas". Megan Fox, por ejemplo, se realizó cirugía de párpados, operación de nariz, implantes de pómulos, implantes de senos, aplicación de botox, rellenos de rejuvenecimiento cutáneo con láser e inyecciones en los labios; además de someterse a un "estricto tratamiento para adelgazar".

Megan Fox, antes y después...

Aunque sé que los parámetros de belleza son culturales (aprovecho para hacerles saber que yo soy una top model del Renacimiento, por si no lo sabían) y en sí mismos son nuestros rotuladores y etiquetadores, creo que no estoy terminando de entender o me estoy perdiendo de algo. En el parámetro de la segunda década del siglo XXI, Megan Fox y Scarlett Johansson son dos mujeres bellas.

No, bellas no. BELLÍSIMAS.

Rotuladora Sylvapen

Sin embargo, creo que nosotros como parte de esta sociedad occidental decimos, decidimos y definimos qué es bello y qué no en esta cultura que nos alberga, perdiéndonos del universo personal de estas dos mujeres. No recuerdo haber leído en algún lado que ellas se consideran hermosas según nuestro parámetro cultural. Y, siendo mi creencia que a lo largo de nuestros días de vida intentamos ser cada vez más nosotros mismos, siento que de a poco y mayormente sin mala intención podemos estar empujándolas a que ellas sean cada vez más "ellas mismas" de una manera para nada saludable (mi opinión, eh) al punto de que pasado el tiempo podemos llegar a decir "¿¡De verdad es ella!?", como en el caso de Meg Ryan (55), Demi Moore (54) o Reneé Zellweger (47), mujeres que se han modificado hasta parecer...otras personas distintas de ellas mismas.

Reneé Zellweger, antes y después...
(confieso que si la cruzo en la calle, no la reconozco)

En otra nota leo que una joven estadounidense de 22 años, después de y gracias a someterse a diversas intervenciones quirúrgicas, llega ahora a los dos millones de seguidores en Instagram por lo que se siente "feliz y realizada".

Entonces pienso también en las redes sociales como este blog, o Facebook, Instagram, Pinterest, Twitter, Snapchat, Tumblr...y la lista sigue. Cada una de ellas con un fin, cada una de ellas entrando en nuestra intimidad, a veces sin nuestro consentimiento. ¿Cuántas veces han aparecido ustedes y con suerte han sido etiquetados en fotos, incluso sin saber que se las estaban tomando?.

Ahora los "anónimos" también podemos ser trending topic.

No creo aportar novedad con lo que nombro y estoy pensando. Por favor, créanme que ni siquiera lo digo desde un lugar crítico o juzgador. Aún así, en mi perplejidad, enlazo con nuestras propias dinámicas internas y externas, con el entre-lazamiento de nuestra capacidad de adaptación al entorno y la rigidez de nuestra estructura personal en términos tal y como lo conciben los ingenieros: una medida cualitativa de la resistencia (¿resiliencia?) a las deformaciones elásticas (¿condicionamientos?) producidas por un material (¿sociedad? ¿cultura?) que contempla la capacidad de un elemento estructural (¿nosotros?) para soportar esfuerzos sin adquirir grandes deformaciones.

Me encantaría preguntarle a estas mujeres qué sienten, cómo se sienten, qué piensan. Tal vez ahora se ven tal y como lo desearon. Si es así, bienvenidos esos cambios que permitieron que se transformaran en lo que en verdad anhelaban sin importar lo que nosotros pensamos. Si están sufriendo porque la imagen interna que acaban teniendo de sí no coincide como para vivir plenamente su manifestación física tal y como va siendo, me pregunto en qué estoy yo contribuyendo como ojo observador a esa deformación de sus existencias.

(A propósito...sólo tengo seis seguidores en este blog...
¿¡Significará esto que no existo...!?)

Cyndi Viscellino Huergo ®Todos los derechos reservados