La semana pasada, el clásico Boca-River / River-Boca actualizó este editorial.
Parece que no importa qué equipo juega, dónde o cuál es el título que se disputa...
Ojalá empecemos a crecer en algún momento como personas y aprendamos a enriquecernos de las diferencias.
"pasión: (Del lat.,
passio): 1. Acción de padecer | 2. Lo contrario a la acción | 3. Estado pasivo del sujeto | 4. Cualquier
perturbación o afecto desordenado del ánimo | 5. Apetito o afición vehemente a
una cosa o a una persona | de ánimo: Tristeza, depresión, abatimiento,
desconsuelo (Diccionario de la Lengua Española, Real Academia Española,
Vigésima Primera Edición)
En un partido que los hinchas considerarán
“histórico”, River Plate venció al Corinthians de Brasil, en Pacaembú, en su
propia cancha, el 4 de mayo de 2006.
No era la final sino el partido que los clasificaba
para cuartos de final de la Copa Libertadores.
Sin embargo la hazaña teñía de felicidad y justicia a los Millonarios:
en nueve juegos que River tuvo en Brasil, había perdido ocho; Passarella,
ex–técnico del Corinthians, les demostró cuánto se habían equivocado al
despedirlo y el equipo rioplatense se quitaba el sabor amargo que el
Corinthians les había dejado en el Monumental la semana anterior en un partido
de resultado injusto, aunque a favor de River Plate.
Hasta aquí el fútbol, pasión de multitudes. Un espectáculo que esperaron fanáticos de dos
países para disfrutar, hacer fluir la adrenalina y gritar eufóricos hasta el
paroxismo.
Pero la pasión del fútbol, esa acción de padecer y de
apetito vehemente hacia algo, dejó su acepción de pasividad y se convirtió en
violencia. Los derrotados, que no
perdían un territorio en conflicto, ni la lucha contra el hambre, ni los
millones de dólares por la decisión de nacionalizar el gas en Bolivia sino sólo
un partido en una competencia deportiva, decidieron “asediar” a los
victoriosos.
La policía y los fans se enfrentaron en una batalla
campal. Los diarios hablaron de buena
acción policial que logró contener la furia de las tribunas, de los gases
lacrimógenos, de las bombas de estruendo, de los machetes esgrimidos. El estado pasivo se convirtió en pasión de
ánimo y la tristeza, el abatimiento y el desconsuelo ganaron por goleada.
Recuerdo, hace no tanto tiempo, cuando ir a cinchar
por el equipo de fútbol al que adscribimos era una verdadera fiesta. Cuando sufrir por un campeonato nos alegraba
o deprimía unos cuántos días y nos daba material de conversación y discusión
eternas para bares y encuentros con amigos.
Cuando se nos henchía el pecho con sólo mencionar nuestro equipo de
fútbol sin temor a estar frente a un fanático del equipo rival, quien podía
pegarnos un tiro sólo por ser rivales.
Benjamín Franklin dijo que "nunca ha habido una buena guerra ni una mala paz."
¿Y si nos proponemos hacer de cada encuentro deportivo un lugar donde nuestras pasionessean demostradas con la vehemencia de nuestra afición y el respeto por la pasión de nuestro colega “hincha” del bando contrario?
Un abrazo grande a todos."
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